Desde que las redes sociales son parte de nuestra manera de relacionarnos, la imagen se ha convertido en una cuestión prioritaria. Una realidad que, vinculada a la presión social sobre la necesidad de estar o parecer perfecto, entraña graves consecuencias psicológicas.

Cada vez más pacientes acuden a consulta para operarse porque desean parecerse al reflejo de los filtros de belleza de sus redes. Un escenario que se conoce como el fenómeno de dismorfofobia de Snapchat, aunque también puede extenderse a plataformas como Tik Tok o Instagram.

La dismorfofobia es una patología que existe desde los principios de la humanidad y es el trastorno que padecen las personas que ven su físico alterado e imperfecto.

Las adolescentes y mujeres jóvenes las más vulnerables a la dismorfofobia

Las adolescentes y las mujeres son las más vulnerables a padecer un trastorno dismórfico corporal, ya que han desarrollo su propia identidad y autoimagen a la imagen que proyectan en sus redes sociales.

Cuanto más se aleja de la realidad, más complejos se crean y, por tanto, mayor es la necesidad de acudir a la cirugía para adecuarlo a las elevadas expectativas que se muestran desde estas plataformas. Obsesionarse con plasmar un estándar de belleza perfecto puede generar mucha ansiedad a la hora de enfrentarse al mundo real, sin filtros.

La obsesión por querer salir bien en las fotografías

En relación a este fenómeno social consultamos al doctor Sebastián Moya para conocer su opinión, quién afirma que “sí existe una influencia de las redes sociales y del exceso de publicidad. El problema en estos casos es que los y las pacientes ya no desean corregir o mejorar una parte de su anatomía. Ahora buscan salir bien en las fotografías”.

Rinoplastia. La intervención más demandada en España

Según datos de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP), la rinoplastiaencabeza la lista de procedimientos más demandados, desplazando al tradicional aumento de pecho. Y las intervenciones de cirugía estética en menores de edad suponen un 1,7 % de las realizadas en España”. Una situación que acarrea muchos peligros.

A la hora de realizar una cirugía plástica, independientemente de la especialidad y el tipo de abordaje, es fundamental ser conscientes de la salud de cada persona, así como ahondar en los motivos que le llevan a querer someterse a una rinoplastia con el fin de conocer sus expectativas y ofrecerle los resultados deseados.

El paciente debe presentar un estado de salud mental adecuado

“La pregunta que les traslado en la primera consulta es si desean someterse a una rinoplastia por una cuestión estética, es decir, si persiguen una mejoría en su imagen o si, por el contrario, poseen algún tipo de complejo. La siguiente cuestión que les planteo es: ¿Qué es lo que no les gusta de su nariz? Quiero que me lo describan. Y lo tercero, qué partes se cambiarían. El problema real es cuando se fijan en pequeños defectos que son inexistentes, pero para ellos son aterradores”, relata.

El tipo de personas que presentan esta clase de síntomas se trata, en términos generales, de pacientes con una personalidad excesivamente perfeccionista y que, por ende, se obsesionan con ese pequeño “defecto” y se ciegan con lograr la perfección. De hecho, no suelen presentar deformidades estéticas, pero aspiran a una belleza basada en una imagen idealizada e irreal.

¿Cómo tratar a personas obsesionadas con sus complejos?

“Actúo como con cualquier paciente. Les explico las proporciones de la cara. No puedo jugar con ellos a nivel subjetivo, sino que lo que hago es un trabajo objetivo. Cojo una regla y les mido delante de un espejo: la frente, la nariz y el tercio inferior, y les explico y enseño de manera rigurosa que no tienen una nariz tan desproporcionada. Les hablo de los estándares”. En este sentido, el doctor Moya nos desmiente el mito de la ‘imagen idealizada’ y resalta que “las cirugías perfectas no existen”.

Lo verdaderamente primordial es realizar cirugías personalizadas. Por ello, no solo es importante realizar un estudio psicológico para amoldarse a las necesidades reales del paciente, sino también, conocer las proporciones de la cara, el nivel físico, así como también los hábitos de vida.

Una nariz para cada persona

“Es importante crear una nariz para cada rostro”. Hay pacientes que tras conocer mi trabajo me han llegado a decir: Eres el cirujano que estaba buscando porque no haces todas las narices iguales”.

Esta es precisamente la filosofía sobre la cirugía nasal del Doctor Moya, considerando que “nunca puede ni debe haber dos narices iguales” ya que debemos ajustar la cirugía a la situación y particularidades de cada persona, armonizando la estética dentro de los rasgos diferenciales de su cara, sin dejar al margen sus preferencias de aspecto.

Por todo ello, la psicología o el simple hecho de conocer al paciente permite alcanzar un panorama más amplio sobre cada caso concreto y que debe ser considerados tanto por el cirujano que realiza la rinoplastia, como por el paciente que busca en ella, no solo mejorar la percepción de su imagen corporal sino también su bienestar emocional.

Si deseas seguir leyendo acerca de la importancia del diagnóstico psicológico antes de someterse a una rinoplastia, te recomendamos leer el siguiente artículo: Beneficios psicológicos de la rinoplastia.